Cuenta la Biblia que existió una reina que vino de la tierra de Saba a Jerusalén para conocer al rey Salomón.
En el séquito de la Reina de Saba: criados, cortesanos y camellos cargados de especias y joyas. Ante Salomón, la reina, prueba su sabiduría con preguntas de gran dificultad que responde el rey sin problema. Esto, junto a la ostentosidad de su palacio, impresiona a la reina y proclama que la sabiduría de Salomón sobrepasa lo que contaban sus informes, y entrega como presente lo que fue el mayor regalo, de otro reino, que ha llegado nunca a Jerusalén.
En los textos bíblicos, la reina no es nombrada por su nombre. En la tradición etíope es llamada Makeda, mientras que en la tradición islámica (aunque no en el Corán) es conocida como Bilqis o Balkis. Otros nombres asociados a ella son Nikaule o Nicaula.
¿Dónde está la tierra mítica de Saba?
Curiosamente el relato de la Biblia continúa en el texto más sagrado para los Etíopes, su libro de los reyes o, el Kebra Nagast (literalmente: La gloria de los Reyes). Fechado entre los siglos 6 al 14 d.C., el Kebra Nagast es un importante texto para la Iglesia Ortodoxa Etíope
En él aparecen el nombre de la mítica reina de Saba, la reina Makeda, identificando la tierra de Saba con la antigua Etiopía, es decir el reino de Aksum. Según el Kebra Nagast, la reina Makeda viaja a Jerusalén y tiene un romance con el Rey Salomón. Makeda regresará a la tierra de Saba y da a luz a un hijo durante el viaje: Menelik.
La historia también cuenta como Menelik, a la edad de 22 años, decide ir a ver a su padre Salomón. Éste, encantado con su hijo, trata en vano de convencerle para que se quedara en Israel como su heredero. Sin embargo, Menelik decide regresar a la tierra de Saba. Es entonces cuando Salomón envía con el a los hijos primogénitos de los ancianos de Israel junto al Arca de la Alianza.
Cuenta que Menelik depositó el Arca en la «Capilla de las Tablas», una capilla cercana a Santa María de Sion en Aksum.
La reina de Saba es parte hoy del patrimonio etíope, y la persona en la que se fundamenta el poder de sus reyes. A través de su unión con Salomón, los etíopes afirmaron la conexión entre sus reyes y la monarquía davídica de Israel. Sus reyes se consideraban descendientes directos de la casa de David y, por lo tanto, reyes por derecho divino.
Así cuenta la Biblia la historia de la Reina de Saba:
Luego la reina le regaló a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, piedras preciosas y gran cantidad de perfumes. Nunca más llegaron a Israel tantos perfumes como los que la reina de Saba le obsequió al rey Salomón.
11 La flota de Hiram trajo desde Ofir, además del oro, grandes cargamentos de madera de sándalo y de piedras preciosas
12 Con la madera, el rey construyó escalones para el templo del Señor y para el palacio real, y también hizo arpas y liras para los músicos. Desde entonces, nunca más se ha importado, ni ha vuelto a verse, tanto sándalo como aquel día.
13 El rey Salomón, por su parte, le dio a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó pedirle, además de lo que él, en su magnanimidad, ya le había regalado. Después de eso, la reina regresó a su país con todos los que la atendían.
[ 1 Reyes 10:1-13]
No hay comentarios:
Publicar un comentario